ACERQUÉMONOS A LA CULTURA

Hablar de cultura configura, también, la diversidad entre los pueblos, variaciones desde territorios y resalta el espectro político de cada una de las naciones agrupadas en la universalidad que fomentan cultura no desde los actos populares sino desde propuestas gubernamentales que aceleren, trascendentalmente, esa cultura que representa, dibuja, proyecta a las sociedades del hoy y del futuro. Significar cultura no corresponde a simples imaginarios donde, el pensamiento de los seres humanos, se transforma a partir de las realidades sociales; cultura es el acto, el empuje de cultivar las artes, las letras, el saber favoreciendo, claro está, el desarrollo intelectual del ser humano y del hombre como modelo de la construcción o destrucción del mundo actual.

Un concepto más claro de cultura se integra en lo que exponen los campos de estudio de la antropología al decir que la cultura no es estática sino está constantemente en transformación. Se puede definir como la acción de cultivar las artes, la arquitectura, la literatura y demás ramas que conciernen con el desarrollo intelectual del hombre, las raíces de un pueblo como cultura popular, combinándose con la religión, las élites (aristocracia, nobleza), la vida, la historia, las costumbres, la comida y el folclore que está integrada en un pueblo, los gobiernos y, por supuesto, la era tecnológica del siglo XXI con la globalización y la aldea global. “...El medio estará en una aldea global...”. (McLuhan).

Clifford Geertz, en su libro La interpretación de las culturas (1973), define cultura como "...un sistema de concepciones expresadas en formas simbólicas por medio de las cuales la gente se comunica, perpetúa y desarrolla su conocimiento sobre las actitudes hacia la vida...”. También, es de anotar, que la visión de Geertz infundía en que, para estudiar cultura, desde la perspectiva antropológica, donde concierne la conducta humana desde el contexto cultural, necesariamente debe aplicarse la experiencia y la observación del investigador. Cultura, entonces, más que las ciencias sociales como prospecto de intelectualidad en los humanos, territorios, lugares, espacios, circunscripciones por las cuales y a través del trabajo etnográfico, se describe, se clasifica las razas y los pueblos, se analiza la integridad que existe entre los distintos miembros de una comunidad específica. Es utilizar, si bien se puede plasmar, una antropología urbana como campo de trabajo de la antropología sociocultural que se desarrolla en espacios urbanos. 

La cultura va de la mano con la historia y la antropología; pero más con la antropología. La antropología es la ciencia que estudia al hombre y al individuo derivándose de ésta la evolución del hombre en el pasado y las culturas universales. “...La palabra antropología procede de dos vocablos griegos que quieren decir “hombre” y “ciencia”, respectivamente...”. (Enciclopedia Barsa, 1962, p. 350). 

Dentro de la temática de la cultura puede definirse como la acción de cultivar las artes, la música y la literatura. Sobre la antropología, la Escuela Norteamericana sostiene que “...estudia la humanidad, los pueblos antiguos y modernos y los estilos de vida de estos...”. Otras definiciones sobre la antropología apuntan al estudio comparativo de la humanidad, al estudio de los seres humanos en cualquier lugar del mundo (universalmente), como también se enfoca en lo común y diferente dentro y entre los grupos humanos. Enfóquese el materialismo cultural que explica semejanzas y diferencias entre grupos sociales, sociedades y grupos humanos. 

Cada cultura integra imperativos materiales que dependen de la existencia de estos (producción de alimentos, construcción de refugios, útiles y maquinarias y la reproducción de la especie humana). Componentes alusivos al lenguaje y a la comunicación son integrantes importantes para definir la cultura de las sociedades; las producciones, circulaciones y consumo de significaciones (semiología) son parte de la cultura misma.

Otrora, la historia como disciplina unida a cultura, es la narración y exposición del acontecer universal que abarca a todos los hombres y que está determinado, en gran manera, por acontecimientos pasados y que, por tanto, se halla en sus orígenes sustraído al hombre. Por tanto, la historia se divide en varios periodos: la Historia Antigua, desde los orígenes hasta el año 395 (muerte de Teodosio); la Edad Media, de 395 a 1435 o hasta 1492 (toma de Constantinopla por los turcos o descubrimiento de América); la Edad Moderna, de 1453 hasta 1789 (Revolución Francesa); y la Edad Contemporánea, desde 1789 hasta nuestros días.

Es, por lo anterior, que la antropología y la historia ciñen en la cultura. La cultura es un espacio no de diferenciación social sino de agrupamiento y consumo, (por supuesto cultural como lo estudia Canclini). Consumo cultural, a partir de la perspectiva de Canclini, "...es el conjunto de procesos de apropiación y usos de productos en los que el valor simbólico prevalece sobre los valores de uso y cambio...”. Eso es cultura. Cultura es apropiación, consumo de simbologías, distinción entre grupos sociales, indígenas, es analizar cuestiones de género, raza, opinión entre un conglomerado social. Es fomentar conocimientos entre letras y libros. 

La indagación ahora es, hoy día ¿hay política cultural?

Política cultural no solamente es que los Estados promuevan una autonomía universitaria o fomenten, desde el acceso a la cultura, la expresión artística; es generar, desde organismos internacionales, la cohesión de naciones. Cuando las naciones del mundo se reúnen en espacios institucionales hay cultura política porque se está debatiendo el desarrollo de las naciones representadas cada una por sus mandatarios que regirán la administración de la misma por una cantidad de tiempo establecida según su constitución nacional lo exija o sistema o forma de gobierno. Y cuando se habla de desarrollo nacional, es evaluar no sólo la economía, el medio ambiente, las comunicaciones (como lo estudia detenidamente el Informe McBride), la justicia social: es mirar cómo está funcionando la cultura en cada Nación.

En el caso colombiano, la Constitución Política de 1991 en su Capítulo II, De Los Derechos Sociales, Económicos y Culturales, expresa en algunos articulados el fundamento de cultura en el país.

El artículo 52 dice: “...El ejercicio del deporte, sus manifestaciones recreativas, competitivas y autóctonas tienen como función la formación integral de las personas, preservar y desarrollar una mejor salud en el ser humano. El deporte y la recreación, forman parte de la educación y constituyen gasto público social...". "...Se reconoce el derecho de todas las personas a la recreación, a la práctica del deporte y al aprovechamiento del tiempo libre. El estado fomentará estas actividades e inspeccionará, vigilará y controlará las organizaciones deportivas y recreativas cuya estructura y propiedad deberán ser democráticas...".

Por tanto, el artículo 61 expresa: “...el Estado protegerá la propiedad intelectual por el tiempo y mediante las formalidades que establezca la ley...”

Otro artículo como el número 63 dice: “...los bienes de uso público, los parques naturales, las tierras comunales de grupos étnicos, las tierras de resguardo, el patrimonio arqueológico de la Nación y los demás bienes que determine la ley, son inalienables, imprescriptibles e inembargables...”; y uno de los apartes del artículo 67 de la carta magna expresa: “...La educación formará al colombiano en el respeto a los derechos humanos, a la paz y a la democracia; y en la práctica del trabajo y la recreación, para el mejoramiento cultural, científico, tecnológico y para la protección del ambiente...”.

Otro aparte, como el del artículo 69 -Se garantiza la autonomía universitaria-, dicta: “...el Estado fortalecerá la investigación científica en las universidades oficiales y privadas y ofrecerá las condiciones especiales para su desarrollo...”.

Otros esquemas como el numeral 70 (y de trascendental importancia en el país), expone: “...El Estado tiene el deber de promover y fomentar el acceso a la cultura de todos los colombianos en igualdad de oportunidades, por medio de la educación permanente y la enseñanza científica, técnica, artística y profesional en todas las etapas del proceso de creación de la identidad nacional...". "...La cultura en sus diversas manifestaciones es fundamento de la nacionalidad. El estado reconoce la igualdad y dignidad de todas las que conviven en el país. El Estado promoverá la investigación, la ciencia, el desarrollo y la difusión de los valores culturales de la Nación...”.

Finalmente, los articulados 71 y 72 de nuestra carta expresan: Art. 71: “...La búsqueda del conocimiento y la expresión artística son libres. Los planes de desarrollo económico y social incluirán el fomento a las ciencias y, en general, a la cultura. El Estado creará incentivos para personas e instituciones que desarrollen y fomenten la ciencia y la tecnología y las demás manifestaciones culturales y ofrecerá estímulos especiales a personas e instituciones que ejerzan estas actividades..."; por tanto, el Art. 72 dice: “...El patrimonio cultural de la Nación está bajo la protección del Estado. El patrimonio arqueológico y otros bienes culturales que conforman la identidad nacional, pertenecen a la Nación y son inalienables, inembargables e imprescriptibles. La ley establecerá los mecanismos para readquirirlos cuando se encuentren en manos de particulares y reglamentará los derechos especiales que pudieran tener los grupos étnicos asentados en territorios de riqueza arqueológica...”.

Es claro que dentro del contexto político colombiano se resguarda la cultura, la integralidad, los bienes arqueológicos, la recreación y el deporte, la autonomía universitaria y hasta la educación como derecho fundamental del hombre y la sociedad. Todo este citatorio constitucional reafirma el significado mutuo que tiene el Estado para con la cultura, y como se debe aplicar dentro de las regiones del país, dentro de la población, dentro de las investigaciones y los centros de estudio. 

Reafirma aún más la exposición del Profesor Alfons Martinell Sempere al hablar sobre el aporte cultural al desarrollo. ¿Hay inversión cultural dentro de las naciones? ¿Existen políticas que fomenten cultura? Es claro, que el país demuestra que la cultura no la hace la sociedad misma, la crea los centros universitarios, los multiparques recreativos, las bibliotecas, los museos y los recorridos históricos. Así como se respeta el derecho a la libre expresión, a la intelectualidad, a la educación, así el modelo sea escaso en términos de gobernabilidad, no solo se respeta sino se infunde cultura dentro de los patrones constitucionales. Infundir cultura es de suma importancia en un país que requiere de ella para su progresivo cambio democrático y social.

Así, hoy escasamente se demuestre que se invierte en cultura, hay parámetros legales que hacen que se difunda el concepto, que se difunda educación y que la misma active sistemas culturales entre sus alumnados; que la recreación y el deporte impliquen una actividad que se identifique con la cultura física del hombre, y que las exposiciones de hecho dentro de la sociedad o sus actos populares sean de grata evaluación en las instituciones del País. Es por ello, que cada país latinoamericano, cuenta con su ministerio, secretariado o entidad encargada de fomentar, invertir, crear políticas que se conexionen con la cultura. 

Acercarnos a la cultura es identificarnos con nuestros pueblos, con nuestra nacionalidad, con nuestros símbolos patrios, con nuestro folclore, inclusive con la manera de vestir y consumir. Hacer cultura es culturizar sociedades porque la cultura se hace, se difunde. En otros términos, impulsar cultura dentro de una Nación, es llamar al desarrollo económico y social del País, es conseguir mecanismos de participación donde las costumbres populares sean constructos para las visiones del nuevo mundo. 

Coletilla. Apreciados lectores, saquen ustedes sus propias conclusiones.

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