LA INDAGATORIA

Tal vez, el 8 de octubre fue el día más esperado por todos los colombianos; o, bueno, para la mitad de connacionales no adeptos a Álvaro Uribe, pero sí para una grandilocuente mitad aún, vorazmente enceguecida ante semejante personaje de la vida nacional tan siniestro pero con un desproporcionado poder de convicción que, a la postre, permanentemente enloda; disocia; miente; mancilla a sus más grandes adversarios y hasta se hace la víctima con sus repentinos cambios de voz ante los medios y noticiarios privados de comunicación (que usa a profusión) para su beneficio tanto personal como político en manutención de su deshonrada imagen. 

Así las cosas, fue la primera vez en la historia político-judicial de Colombia que un expresidente asistió a la Corte Suprema de Justicia, -entidad judicial que acérrimamente detesta y con la que mantuvo grandes disputas en su época de mandatario-, a rendir indagatoria ante la investigación formal que éste Alto Tribunal le abrió formalmente por los presuntos delitos de fraude procesal y soborno en antelación con el mediático caso de los “falsos testigos” que, primeramente, involucró al Senador por el partido de la izquierda política Polo Democrático Alternativo (PDA) Iván Cepeda Castro pero en definitiva y mediante auto inhibitorio en favor del parlamentario polista y proferido por ésta misma Corte, en Febrero de 2018, terminó compulsando copias en investigación formal al Senador Uribe Vélez. 

En síntesis, no hubo marcha mesiánica promovida por los facinerosos seguidores y políticos uribistas en protección de “El Mesías de Colombia”, ni gritos o alaridos al estilo de una monja que impidiera la realización de la indagatoria ni mucho menos se apabullara la tan esperada diligencia judicial por parte de un grupo armado, claro está uribista, tomándose al estilo del otrora grupo guerrillero M-19 el Palacio de Justicia

Y, aunque son poquísimos los detalles que se saben respecto a la indagatoria de Uribe pues, siguiendo un aparte correlativo a un tweet publicado por la Corte en fecha 7 de octubre que expresa: “…La diligencia está sometida a reserva del sumario, de acuerdo con mandato de la Ley 600 de 2000…”, algunos noticiarios privados nacionales informaron que tuvo una duración de siete horas y, a posteriori, la vinculación directa del exmandatario al proceso que adelanta la Sala de Instrucción Penal de la Corte Suprema de Justicia. (Ver Tweet @CorteSupremaJ).

Esperemos que Uribe acate las decisiones judiciales y no salte encima de ellas como es su costumbre; esperemos que la Corte Suprema de Justicia, sin presiones ni amenazas, actúe con la mayor imparcialidad y en estricto apego de las disposiciones contempladas en la ley penal colombiana y la Constitución Nacional; esperemos, también, que el partido caudillista Centro Democrático en cabeza de su Jefe natural no incite más a la desobediencia civil y que, de una vez por todas entiendan que estas decisiones judiciales están fundamentadas en derecho más no en una persecución política como andan inventando en aplicación de una severa desinformación para confundir más aún a una ya violenta opinión pública en general. Y, también esperemos, en uso del lema del subpresidente Duque si “el que la hace, la paga”. 

Coletilla. Éste 9 de octubre será escuchado por la Corte el también parlamentario o acólito uribista Álvaro Hernán Prada, -Representante a la Cámara por el Departamento del Huila-, en suposición de zafar de cualquier responsabilidad a su más eterno Presidente como ningún otro pues, cabe aclarar que últimamente a los idiotizados seguidores de Uribe -como Prada- se les ha ocurrido la brillante idea de quemarse las manos en salvación de su más “magnánimo” líder (negativo, claro está); y que para todo uribista -incluido el subpresidente Duque-, “Uribe es un Presidente eterno”. ¡Vaya sectarismo tan estúpido!

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