AQUEL 8 DE OCTUBRE

Desfachatez de toda desfachatez que el actual senador por el partido unipersonal Centro Democrático Álvaro Uribe (unipersonal porque su partido político es a su imagen y semejanza), proclame semejantes reyertas tan inanes en el parlamento con su contrincante de patio, el polista Iván Cepeda, por aquello del llamamiento a indagatoria por parte de la tan mancillada Corte Suprema de Justicia a él y al actual acólito uribista Representante a la Cámara Álvaro Hernán Prada con relación al caso de los “falsos testigos”; aunque, el tweet de la Corte, de fecha 16 de agosto de la presente anualidad expresa claramente: “…dentro del proceso que adelanta por los presuntos delitos de soborno y fraude procesal…”.

Dichas reyertas pendencieras que en absolutamente nada favorecen al país, más aún orquestadas con golpes en los atriles por parte de los parlamentarios de un partido que, de democrático no tiene nada, pero insta en la fundación de un “IV Reich” cada vez que el caudillo expresa prosopopeya alguna como, por ejemplo, cuando justifica lo injustificable o, draconianamente, incita a la violencia verbal mediante el despectivo “…sicario, sicario, sicario…”, indica que, día a día este país se envilece ante a un expresidente que ha truncado el cambio de Colombia desde su ansia de poder apoyada bajo una dialéctica retardataria y, por sobre todas las cosas, cuando se aneja en su monótona insistencia de que fue él y nadie más sino él quién combatió a las “far”.

Eso, tal vez lo mantenga con un protagonismo insoslayable ante sus súbditos guerreristas, pero para su infortunio y el de sus seguidores facinerosos, no logró lo que tanto espera el país: La paz. Más bien, lo infestó de falsos positivos en siniestro aplauso a la tan desvirtuada Política de Seguridad Democrática (PSD) durante su octenio presidencial; bandas criminales (“bacrim”); chuzadas a la oposición; modificación ramplona a la Carta Política para hacerse reelegir de manera espuria y ¡vaya, como es la vida!, hasta infiltraciones con el auspicio del famoso y recordado caso de la “Mata-Hari” a esa misma Corte Suprema de Justicia que lo ha convocado mañana 8 de octubre a rendir indagatoria por las conjeturales contravenciones nombradas con anterioridad.

Podrían nombrarse otros casos de enorme magnitud acaecidos durante su mandato pero, no valen la pena tratándose de un penoso capítulo político en la historia de Colombia. Pero ¡qué va! Pedirles a los colombianos que hagan memoria, por el momento, no tiene sentido máxime el grado de polarización y odios generalizados culpa de los absurdos partidismos que proclaman los ciudadanos en favor de Uribe y, otros, en favor de Petro y la izquierda que, como la derecha política, urge de renovación.

Y a esas reyertas, incubadas de argumentos jactanciosos por parte del senador Uribe, habrá que sumarle sus dilaciones injustificadas para hacerse el de las gafas con la Corte Suprema de Justicia; por el contrario, se fanfarronea con ficciones -como una persecución política en su contra-, o extremos agravios hacia la máxima autoridad de justicia en el país y sus magistrados a quienes tilda de aliados de la izquierda política o del mismo senador Cepeda, en menoscabo de su persona y su honra (desgastada, claro está).

Aquel 8 de octubre será recordado como el día en que, por primera vez en la historia política-judicial de la nación, un ex presidente de la República asista a una indagatoria ante la Corte Suprema de Justicia esperando, claro está, que no dilate su ausencia con alguna recusación estúpida interpuesta por sus apoderados "Los Jaime" (Granados y Lombana) hacia los magistrados del caso sino, más bien, presentándose en demostración de lo que dice ser: "Soy inocente”. O, en el más sarcástico de los casos, aplicando la frase del también ex presidente Alfonso López Michelsen cuando aducía: "...Si soy responsable, no me doy cuenta..."

Coletilla. ¡Que ni se les ocurra a los facinerosos uribistas tomarse el Palacio de Justicia en salvación de su caudillo! 

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