BREVE HISTORIA DE COLOMBIA A 215 AÑOS DE SU INDEPENDENCIA
Cuenta
la leyenda que, “a lo costeño”, una “muñequera” entre Pantaleón Santamaría y
José González Llorente ocasionó hace 215 años (20 de julio de 1810) el “grito
de la Independencia” producto de que ese mismo comerciante de estirpe española
(apellidado Llorente, por si acaso) se negó a prestar un florero para adornar
la mesa en la que se atendería al comensal, Antonio Villavicencio, encomendado
por la inmemorial Junta Suprema Central y Gubernativa del Reino de Aranjuez (España)
en calidad de comisario regio a efecto de imponer autoridad en tierras
americanas bajo dominio español, __entre ellas, las Provincias Unidas
de la Nueva Granada__, aunque según las vastas lecciones de historia
colombiana, terminó por apoyar la causa gestada en la plena y antiquísima,
Santafé, por los entonces denominados y despreciados “criollos” en su acción
por separarse del yugo español comandado por el Rey Fernando VII en el sentido
de que, valga la redundancia, algunos líderes “criollos” de la época idearon
una estrategia política para, según lo expuesto por el Archivo de Bogotá (cito
textualmente con subrayado, fuera del texto original): “…provocar una
limitada y transitoria perturbación del orden público, tomarse el poder y dar
salida al descontento potencial que existía en Santafé contra la audiencia
española…”. (Ver nota).
Y, de
ahí para adelante, hasta nuestros días, no todo ha sido color de rosa para esta
patria herida colombiana, pues si hace dos siglos todo era a punta de memorial
de agravios, cartas de aquí para allá suscritas por el “Libertador”, Simón
Bolívar, guerras y constituciones, ahora todo se desata por intermedio de unas
convulsas redes sociales, __comenzando por la “X” del cretino, pero
flamante plutócrata, “Míster” Musk__, donde Ricaurte en San Mateo
que, supongamos, es esta patria “¡en átomos volando!” mientras un millar de conciudadanos
(o “influenciadores” en calidades de “politólogos” o “políticos” y “politólogos”
en calidades de “influenciadores”) parafraseando al “Tribuno del Pueblo”, José
Acevedo y Gómez, pierden sus más recónditos estribos en momentos de “efervescencia
y calor” apoyados en 140 caracteres o más (si ostentan una cuenta premium),
pero ni siquiera en doce horas son tratados como “insurgentes” sino como los
más “ilustres intelectuales” de la actual centuria sea a partir de la
desinformación, o la mal información, o, en su defecto, desde unas
inmisericordes bodegas digitales que toman partido sino por Petro entonces por
Uribe; porque es que ese es el panorama actual: si hace más de un siglo liberales
y conservadores se mataron por política no más, ahora todo parece indicar que
la guerra está librada entre petristas y uribistas sino desde el verbo incandescente,
entonces, “a puño limpio”, __como Santamaría y Llorente__,
porque es que esa también ha sido la constante de los “padres” de la patria y
sus más acérrimos defensores: arreglar todo “a la brava”.
Para
no ir más lejos, ¿recuerdan el episodio en el que el ahora sub iudice ex
presidente Uribe, cuando integraba el Senado, casi se va a las manos con su
colega del Partido Liberal, Guillermo García Realpe? ¿O cuando el no muy
confiable “superministro” Benedetti por poco le asienta un nocaut al
secretario del Senado todo porque alegaba de que la votación de la consulta
popular había sido “fraudulenta”? O por citar una historia patria de muchas que
se encuentran en los anales académicos al tenerse registro de una pelea acaecida
por allá en los albores del año 1911 entre Federico Martínez Rivas, director de
“Comentarios”, y “el Hombre Tempestad”, Laureano Gómez Castro, representante a
la Cámara y director del periódico “La Unidad” y que dilucidada al detalle por
Ignacio Arizmendi Posada desde la vida y obra de Gómez incluida en el
biográfico “de Bolívar a Belisario - Gobernantes Colombianos (1819 – 1983)” (Interprint,
1983) acota: (subrayado, fuera del texto original): “…Gómez se dirige a la
mencionada tribuna y le dice a Martínez que saliera al corredor. “Explique __le
expresa__ que quiso decir en su artículo de hoy”, a lo que el
aludido responde: “En cuanto usted me explique las injurias de su
‘permanente’”. Y sin cruzarse ninguna otra palabra se fueron a las manos. Gómez
blandió su bastón y Martínez su revolver, con cuya cacha trató de golpear al
congresista conservador…”. (p. 215).
Claro
que ese “grito de la Independencia” no fue del todo un acto liberador de los
españoles porque luego de ello vino la época de la “Reconquista” que data de
1811 a 1815 y el “Régimen del Terror” al mando de Pablo Morillo. Ápices que, a
toda costa, buscaron (luego de los sucesos del 20 de julio de 1810) no solo la
ejecución de las primeras batallas españolas en territorio neogranadino sino la
condena a muerte de todos aquellos considerados “insurgentes” que sin distingo
de raza, sexo o condición social se les atribuía cualquier participación en la
causa independentista a la sazón de que por órdenes del “Pacificador” Morillo
fueran fusilados, entre otros: Francisco José de Caldas; Camilo Torres; Jorge
Tadeo Lozano; Policarpa Salavarrieta; Antonia Santos; José María Carbonell y el
mismísimo Villavicencio (todos los anteriores considerados próceres de la
Independencia). Sin embargo, a causa de la campaña libertadora bajo las órdenes
del General Bolívar, primer presidente de la ya liberada patria, los españoles,
al fin, serían derrotados en la épica “Batalla de Boyacá” fechada del 7 de
agosto de 1819: lustro por el cual se constituyó la denominada Gran Colombia
compuesta por Venezuela, Ecuador, Panamá y Colombia hasta la instauración de la
República de Colombia en 1886.
Desde
la gesta independentista de 1810 de la que, inclusive, se desprendió un
fenómeno conocido como la “Patria Boba” con la aparición de nuevas maneras o
apuestas de organizar el Estado en virtud de que Antonio Nariño defendía el
centralismo (gobierno central fuerte con sede en Santafé) y Camilo Torres el
federalismo (provincias con autonomía y gobierno propio), Colombia ha tenido 16
constituciones nacionales entre las que se destacan las originadas en los
lustros 1821 (con expedición en Cúcuta); 1863 (base de la constitución de los
Estados Unidos de Colombia); 1886 (base de la “Regeneración” liderada por el
presidente Rafael Núñez Moledo) y 1991 (que derogó la carta magna del 86) y 8 nombres
oficiales así: 1810: Provincias Unidas de la Nueva Granada; 1816: Virreinato de
la Nueva Granada; 1819: Gran Colombia;
1830: Estado o República de la Nueva Granada; 1858: Confederación Granadina;
1862: Estados Unidos de la Nueva Granada; 1863: Estados Unidos de Colombia y
1886: República de Colombia.
Y
fue en el periodo comprendido del Estado o República de la Nueva Granada que
surgieron los partidos Liberal (16 de julio, 1848) y Conservador (4 de octubre,
1849) cuyas colectividades, hasta 1886, __inicio de la “Hegemonía
Conservadora” hasta 1930__, tuvieron que sopesar la situación
política del momento con varios gobernantes entre los que se destacan José
Hilario López Valdéz (1849-1853); José María Obando del Campo (segundo mandato
comprendido entre 1853 a 1854); (1854): José María Melo (de facto); Manuel
María Mallarino Ibargüen (designado) (1855 -1857); Mariano Ospina Rodríguez (1857-1858);
Juan José Nieto Gil (1861); Manuel Murillo Toro (1864-1866 / 1872-1874); Rafael
Núñez Moledo (1880-1882 / 1884-1886); (1886): José María Campo Serrano (quien,
a la postre, también ostentó la calidad de primer presidente, entre 1886 a
1887, de la entonces constituida República de Colombia) y Tomás Cipriano de
Mosquera con un total de 5 presidencias discriminadas de la siguiente manera:
i.) Primer mandato comprendido entre 1845 a 1849 - ii.) Provisional y de
facto entre 1861 a 1863 - iii.) Segundo mandato durante 1863 - iv.) Tercer mandato
comprendido entre 1863 a 1864) y v.) Cuarto mandato comprendido entre 1866 a
1867.
Ahora
bien: acerca de los dos periodos políticos fundamentales que atestiguó el país
a fines del siglo XIX e inicios del XX en lo que concierne a la ya mencionada
“Hegemonía Conservadora” y “La República Liberal”, referénciese sobre ambos los
siguientes aspectos:
“Hegemonía Conservadora”:
Comandada
por los dignatarios oficiales Jose María Campo (1886-1887); Eliseo Payán
Hurtado (1887); Rafael Núñez (1887-1888 / 1892-1894); Carlos Holguín Mallarino
(1888-1892); (1892): Miguel Antonio Caro (interino); (1893): Antonio Basilio
Cuervo (interino); Miguel A. Caro (1894-1898); (1896): Guillermo Quintero
Calderón (interino); Manuel Antonio Sanclemente (1898-1900); José Manuel
Marroquín (1900-1904); Rafael Reyes Prieto (1904-1909); (1908): Diego Euclides
de Angulo Lemos (interino); Jorge Holguín Mallarino (1909 / 1921-1922); Ramón
González Valencia (1909-1910); Carlos E. Restrepo (1910-1914); José Vicente
Concha (1914-1918); Marco Fidel Suárez (1918-1921); Pedro Nel Ospina
(1922-1926) y Miguel Abadía Méndez (1926-1930), tuvo una duración de 44 años,
es decir, desde 1886 a 1930, afrontando distintos episodios como la “Guerra de
los Mil Días” (1899-1903), entre liberales y conservadores, la pérdida de
Panamá que, además, mediante “frase célebre” de florilegio, por decir lo menos,
el vetusto presidente Marroquín (76 años) definió sin sonrojo alguno: “…¿Y
que más quieren los colombianos? Me entregaron una República y les devuelvo dos…”.
(Subrayado incluido del texto original); a inicios del gobierno de Concha
(1914-1918), el asesinato del máximo jefe del liberalismo de la época, General
Rafael Uribe Uribe, y la “Masacre en las Bananeras” (1928) acaecida durante el
gobierno de Abadía Méndez.
“La República Liberal”:
Este
ítem imperó por espacio de 16 años no más (1930-1946) bajo los gobiernos de
Enrique Olaya Herrera (1930-1934); Alfonso López Pumarejo (1934-1938 /
1942-1945) y Eduardo Santos Montejo (1938-1942). (Valga la acotación que
producto de la intentona de golpe de Estado que buscaba el derrocamiento de
López, entre otras cosas, impulsor de la “Revolución en Marcha” en lo corrido
de su primer gobierno, fue reemplazado por Darío Echandía, en 1944, pero, en
definitiva, decidió renunciar a su cargo en 1945 lo que obligó a que la figura
de Alberto Lleras Camargo culminara el gobierno con la sorpresa de que el
conservatismo retornó al poder en el año 46 dada la victoria de Mariano Ospina
Pérez).
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Con
el magnicidio de Jorge Eliécer Gaitán que desencadenó el remoto “Bogotazo” del
9 de abril de 1948, la historia de Colombia se partió en dos al punto de que
este suceso consumó una nueva violencia política liberal-conservadora y la alternancia
del poder Ejecutivo por 16 años para “calmar los ánimos” entre los dos bandos
(o partidos) bajo la figura del “Frente Nacional” confeccionada a partir del
Acuerdo de Benidorm (1956) y el Pacto de Sitges que, el 20 de abril de 1957,
protocolizaron en España los ex presidentes Laureano Gómez (1950-1953) y
Alberto Lleras (1945-1946) a fin de concretar los mecanismos para el
establecimiento de tal “Frente” que comenzó, precisamente, con la elección del
Liberal, Alberto Lleras, para el periodo 1958-1962 y, subsiguiente a este, la
elección popular de Guillermo León Valencia (Conservador) (1962-1966); Carlos
Lleras Restrepo (Liberal) (1966-1970) y Misael Pastrana Borrero (Conservador) (1970-1974)
cuya elección provocó el nacimiento de la guerrilla urbana, M-19, pues se
consideró en aquella época que hubo un fraude de proporciones estentóreas en
las votaciones que daban como fijo ganador de la contienda electoral al General
Gustavo Rojas Pinilla que, avalado por su naciente, Alianza Nacional Popular (ANAPO),
ya había gobernado al país entre el 53 al 57, no obstante, reemplazado por la
entonces “Junta Militar” conformada por sus colaboradores más cercanos, los
mayores generales Gabriel París y Deogracias Fonseca, el contraalmirante, Rubén
Piedrahíta, y los brigadieres generales, Rafael Navas y Luis E. Ordóñez. (Nombramientos
que se dieron luego de que Rojas renunciara a su cargo de presidente bajo una
frase, quizás lapidaria, consignada en su misiva, así: “…Sería inútil que
yo, que di al país la paz, fuera a causar un inútil derramamiento de sangre…”.
(Subrayado incluido del texto original)).
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Finalizada
la repartición bipartidista del poder con la elección en 1974 del Liberal,
Alfonso López Michelsen, no puede dejarse de lado el surgimiento en la década
de los años sesenta de las guerrillas rurales de corte marxista, en especial,
las FARC-EP y el ELN, lo que alteró las oleadas de violencia a lo largo y ancho
del territorio nacional. Adicional a ello, la aparición en la década de los
ochenta del fenómeno del narcoterrorismo perpetrado por Pablo Escobar en el que
perecieron asesinados el ministro de Justicia, Rodrigo Lara Bonilla (1984); el
director del diario “El Espectador”, Guillermo Cano Isaza (1986); el presidente
de la Unión Patriótica (UP), Jaime Pardo Leal (1987); el procurador general de
la nación, Carlos Mauro Hoyos (1988); y, en 1989, el gobernador del
departamento de Antioquia, Antonio Roldán Betancur, y el candidato
presidencial, opositor acérrimo del narcotráfico, Luis Carlos Galán Sarmiento.
Si
en 1987 se contabilizaba entre congresistas, diputados, concejales y activistas
un total de 200 miembros de la UP asesinados producto de la guerra sucia que
para entonces se blandía hacia el movimiento político de izquierda emanado de
los acuerdos de paz entre el gobierno de Belisario Betancur y las FARC, 1989
fue el lustro del terrorismo en Colombia, pues ligado al brutal atentado hacia
las instalaciones del antiguo Departamento Administrativo de Seguridad (DAS)
luego de que un autobús cargado con dinamita explotara la edificación en su
totalidad, los narcotraficantes no tuvieron piedad en seguir atentando contra
el espíritu democrático mientras la extradición seguía latente: bomba contra
las instalaciones del diario “El Espectador” (2 de septiembre), bomba contra
las instalaciones de “Vanguardia Liberal” (16 de octubre) y el estallido de un
avión de Avianca a tres mil pies de altura con un total de 107 pasajeros
muertos (27 de noviembre). Y, de contera, téngase en cuenta para el registro de
este prontuario criminal la toma y retoma del Palacio de Justicia entre el 6 y
7 de noviembre de 1985.
En
los noventa la guerra también imperó con suma fuerza luego del asesinato de los
candidatos de la izquierda, Bernardo Jaramillo Ossa y Carlos Pizarro Leongómez,
más el magnicidio del constructivista social, a partir del humor, Jaime Garzón,
mientras que, a mitad de la década, nacían los grupos de autodefensa o
paramilitares con presencia en varias zonas del país.
Lo
que quiere decir que el titular de EL TIEMPO de 1999 “Fin de siglo: Colombia
sigue en guerra” no quedó del nada corto al anunciar (cito textualmente con
subrayado, fuera del texto original): “…El país termina el siglo de la misma
manera como empezó en 1900: en guerra. Además, atraviesa la peor crisis
económica de su historia (…) Colombia finaliza el siglo XX sumida en una
profunda recesión. De ser uno de los países más prósperos de la región pasó a
afrontar serias dificultades. A la crisis económica se suma la social,
expresada en una guerra endémica. Aunque podría pensarse que no todos los
colombianos están involucrados en el conflicto de manera beligerante, la guerra
afecta a todos. La guerra entre paramilitares y grupos guerrilleros se
recrudeció. El paramilitarismo se extendió a casi todo el país, asesinó a más
de 500 personas y causó desplazamiento de poblaciones. La guerrilla impuso las
retenciones masivas o ‘pescas milagrosas’, estableciendo retenes en las
carreteras o, como ocurrió, el 30 de mayo en la iglesia La María, de Cali, y
con el avión de Avianca, el 12 de abril, cuando fueron secuestrados sus 46
ocupantes que viajaban de Bucaramanga a Bogotá. Hay un proceso de paz que no se
solidifica…”.
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Los
últimos 25 años nacionales no han sido del todo fáciles dado el linfático
gobierno de Pastrana (inaugurado a finales de 1998 bajo una inhumana “Toma a
Mitú” perpetrada por las FARC) y una fallida Política de Seguridad Democrática
(PSD) que acometió implementar a toda costa el entonces presidente Uribe
durante su octenio en consolidación, lógico, de su idea de “Estado Comunitario”.
Pese
al engorroso proceso de paz durante la administración Santos que finalmente conllevó
a la idealización de los Acuerdos de Paz de 2016 con las FARC, estos, aún, no
se cumplen del todo lo que ahora es tarea primordial del primer gobierno de
izquierda de nuestra historia republicana en cabeza de Gustavo Petro en
hacerlos cumplir, aunque se vale dudar que tal fin se haga realidad dadas las
animadversiones hacia el “Gobierno del Cambio” y el poco tiempo que queda pues
el 7 de agosto de 2026 “está a la vuelta de la esquina” a menos que algo
extraordinario ocurra.
Nicolás
Fernando Ceballos Galvis
22
julio, 2025
Referencias
bibliográficas:
CNN
Español. (20 de julio de 2024). ¿Por qué se celebra el 20 de julio la
Independencia de Colombia? Esto fue lo que ocurrió en 1810. (CNN Colombia). CNN
Español. https://cnnespanol.cnn.com/2024/07/20/por-que-independencia-colombia-20-julio-1810-origen-historia-orix
Arizmendi
Posada, I. (1983). De Bolívar a Belisario - Gobernantes Colombianos (1819 –
1983). Interprint.
Paez,
A. et al. (s.f.). HISTORIA DE COLOMBIA. Época Hispánica - Época Republicana -
La República de Colombia - Presidentes de Colombia. Escar E.U.
[QUE
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(2000). SIGLO XX A TRAVÉS DE EL TIEMPO 1900-1999. Casa Editorial EL TIEMPO.
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