LA GUERRA DE URIBE


¿Recuerdan ustedes, apreciados lectores, la frase de “Márquez” desde la clandestinidad cuando adujo: “…fue un error haber entregado las armas…”? Pues bien, para el otro guerrerista de extrema derecha, Álvaro Uribe, también fue un error y, aun así, piensa lo mismo en sostenibilidad de su régimen perpetuo -y perverso- en alianza con su dizque Presidente claro está impuesto por él (Iván Duque), y su caterva de desalmados parlamentarios; ¡si es que puede denominárseles parlamentarios a semejantes hazmerreíres!

Si equiparamos a los congresistas del hoy partido FARC (Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común) -o de la rosa, obvio marchita- y los del Centro Democrático, son igualitos; terroristas vestidos de civil pululantes de odio y resentimiento pero con un ingrediente a añadir: Una ametralladora terciada para que se asesinen entre ellos como en la violencia política de los años cincuenta, del siglo pasado, entre liberales y conservadores en el parlamento, o desde las montañas colombianas esta vez entre disidentes farianos y paramilitares uribistas.

Pero, en fin, pasemos al tema central de esta opinión: La frase del guerrillero e involuntario demonio “Iván Márquez”.

Esa frase, pues, provocó lo que veía venirse: Un rearme en compañía de sus otros camaradas terroristas como el asalariado prófugo “Santrich” -increíble que en este país sucedan semejantes contrasentidos- o alias “Romaña”, en gestación no de un brazo político de las FARC sino en el reavivamiento de una fuerza alzada en armas, atroz, con la instauración plena de un nuevo secretariado estén donde estén. (Venezuela; Cuba; “El Ubérrimo”; ¡o hasta el mismísimo Cafarnaúm!).

Dicho viento de una nueva guerrilla -y, dejémoslo claro, de una nueva guerra-, indica que, a pesar de los incumplimientos sobre lo pactado en La Habana (Cuba), querrán poner a prueba a Duque respecto a un dialogo -por ahora fallido- o el inicio de un periodo de guerra en Colombia que, a la postre, beneficiaría directamente a quienes desean devolver a Colombia a ese fatídico periodo oscurantista que, por más de seis décadas, enlutó a la Nación como la otrora época del narco-terrorismo; es decir, los enemigos de la paz empezando por Uribe en manutención de su discurso polarizador y guerrerista guiado, claro está, en hacer trizas los ya truncados Acuerdos de Paz.

Así las cosas, parece que en lo único que han coincidido este par de entelequias Uribe y “Márquez” -ambos, comandantes de una guerrillerada-, es en la guerra porque en la paz sería inviable pensar máxime si se está de por medio el tan delicado tema de los cultivos ilícitos que ha favorecido tanto al fenómeno de la narco-guerrilla como a los más grandes terratenientes de este país mayoritariamente uribistas en seguimiento a la imagen popular e ideología anacrónica del mismo terrateniente Uribe.

Y a este asunto tan bochornoso para un país que, teóricamente, profana ante el mundo la transición de la guerra por el periodo del postconflicto (luego de la concreción del Acuerdo de Paz alcanzado por el Gobierno anterior), súmese la tan desacertada proposición correlativa a una constituyente decantada por “Santrich” para entablar un nuevo “dialogo de paz”. Entonces, no será una sino ya dos coincidencias entre Uribe y la nueva FARC. ¡Por favor!

No solo se jacta de haberlos combatido desde su inexorable octenio sino, a su vez, aplaude a las espaldas de sus fanáticos seguidores o acólitos invidentes el retorno de estos señores a la guerra porque ese es su anhelo, así como el de muchos dirigentes políticos y militantes del Centro Democrático, y es la base de su discurso sin fin: Arrasar, arrasar, y arrasar inclusive, arriesgando la vida de civiles inocentes para que vayan a esa nueva guerra como carne de cañón.

¿Qué saca deseándole a Colombia otro periodo de guerra? ¿De sangre? Acaso, ¿cree que nos salvará de la impudicia de estos señores para mostrarse ante el mundo, como siempre lo ha hecho, como el mesías de Colombia, como diariamente los noticiarios de los medios de comunicación privados que usa a profusión lo muestran?

Vaya, vaya, es la guerra de Uribe y, lógico, de esa nueva FARC, pero no la de otros colombianos que si anhelan un proyecto pacificador para esta patria herida culpa del letargo al que nos sometió ese conflicto armado que el hoy Senador nuevamente quiere; y a esa política tradicional, inservible, que en absolutamente nada nos ha beneficiado.

Coletilla 1. “…La guerra es la salida cobarde a los problemas de la paz…”. (Thomas Mann).

Coletilla 2. Asesinada en Suárez (Cauca) la candidata liberal a la Alcaldía, por ese municipio, Karina García. Lamentable que las Elecciones Regionales, próximas a celebrarse, empiecen a verse empantanadas por una nueva violencia. ¿Vientos de esta nueva guerra?

Coletilla 3. Respecto a la pregunta del periodista Yamid Amat: ”… ¿Ustedes prefieren la guerra, como propone el expresidente Uribe o la paz, como propone Patricia Linares?...”, no creo haya inexactitud alguna; al contrario, es acertada. 

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