ADIÓS, ADIÓS, MAESTRO RAFAEL RICARDO

In memoriam de Rafael Guillermo Ricardo Barrios (San Juan Nepomuceno, Bolívar, Colombia, 24 de diciembre, 1949 - Cartagena de Indias, Bolívar, Colombia, 21 de junio, 2023)

 

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Nota preliminar:

 

En paréntesis, discográficas, compositores y lustros

 

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Antes de su repentino fallecimiento, se hizo público un vídeo de su autoría publicado en la plataforma digital, YouTube, en el cual expuso a manera de retrospectiva musical detalles de su fastuosa trayectoria artística adicionando un ingrediente que, a modo de denuncia, resulta imposible de soslayar: los inconvenientes, de vieja data, presentados con la muy cuestionada Sociedad de Autores y Compositores de Colombia – Sayco, en lo que respecta a regalías a su favor por concepto de interpretaciones y composiciones de su plena autoría. Inclusive, comentarios de la reyerta que venía sosteniendo con el músico, Juan Carlos Gaviria, a quien, de seguro, le habrá llegado el “alma de diablo” al cuerpo una vez enterado del deceso de su máximo opositor.

 

En resumidas cuentas, es una lástima que, el maestro Ricardo, quien, hasta último momento, denotó la templanza que siempre lo caracterizó en la emisión de sus respectivas exposiciones de motivos haya muerto luchando por lo que verdaderamente le correspondía sin obtener pronta respuesta a sus solicitudes prácticamente con llamado de urgencia.

 

Así pues, lo que sí es cierto es que su innegable legado al interior de la música del caribe y, en especial, hacia el vallenato, estará siempre presente en un público que, con grata recordación, seguirá escuchando sus melodías inmortales ejecutadas con suntuosidad a través de un grandilocuente acordeón “Lira” cuyo instrumento fue capaz, incluso, de hacerlo incursionar en nuestro folclor vallenato sin pena pero con bastante gloria al punto de, si se quiere así, reemplazarlo por los acordeones convencionales.

 

Este polifacético acordeonero cuyos inicios musicales se forjaron al lado del fenecido compositor vallenato, Adolfo Pacheco, y, con posterioridad, en la fundación del grupo, “Los armónicos de Colombia”, más su presencia en “Los Caporales del Magdalena” junto con Alfredo Gutiérrez, “El trirey vallenato”, a quien, ya, en calidad de solista, le entregó la composición de su autoría, “Secreto de amor”, también irrumpió en el canto con la serie en su honor, “Rafael Ricardo, su acordeón y su voz”, bajo los apreciables álbumes “Recuerdos…”, (Costeño / Codiscos, 1981) y “Mejor así” (Costeño / Codiscos, 1982) destacándose en el primero la clásica de su autoría, “Canción para ti”, y el título, “Sin ti”, (Náfer Durán) y, en el segundo, la canción de antaño, “Hace tiempo”, (Aníbal Velásquez).

 

Con el portentoso álbum instrumental, “Órgano vallenato”, (Costeño / Codiscos, 1982), dio muestras de sus dotes como músico no solo en la ejecución del ya mencionado acordeón “Lira” sino en el piano interpretando las canciones “Te seguiré queriendo” (Jose Vásquez, “Quevaz”); “Te quiero” (Fernando Dangond); “Sombra perdida” (Rita Fernández); y, “Muere una flor”, (Fernando Meneses); las anteriores, originalmente en la voz de Rafael Orozco; “Gitana” (Roberto Calderón) cantada por “Los Betos”; “Compañera” (Daniel Celedón Orsini) en la voz de Juan Piña; “Solo promesas” (Mateo Torres) interpretada por Silvio Brito; y, las especiales, “Sin ti”; “Mi sentimiento”; y, “Tú”.

 

Los tiempos de gloria se consumaron al unirse en 1979 con el extraordinario intérprete vallenato, Otto Serge, “El médico de la canción”, con quien conformó una notable sociedad musical hasta 1998.

 

Primeramente, surgió la producción, “Mi sentimiento”, (Costeño / Codiscos, 1979) cuyo título homónimo del álbum escrito por Santander Durán Escalona y el paseo, “Tú verás”, (Sergio Moya Molina) son las canciones por excelencia y, de ahí en adelante, 16 producciones adicionales que, con ahínco, sustentaron el éxito rotundo de la entonces denominada “Dupla de oro” del vallenato romántico.

 

En los años ochenta, del siglo pasado, bajo la bendición de la discográfica “Costeño” (hoy, “Codiscos”), inauguraron las siguientes canciones de grata recordación:

 

“Lejanía” (Sergio Moya Molina) incluida en “De todo corazón” (1980). “Tú” (S. Moya) y “No digas que no te quiero” (Octavio Daza) aparecidas en “Siempre románticos” (1981). Las recordables “Es inútil” (José Linares); “Bendita duda” (Rafael Manjarres); y, “Palabras al viento”, (S. Durán) con acápite especial en “Como nunca” (1982). Uno de los tantos himnos del vallenato, “El mochuelo” (A. Pacheco); la oda, “Señora”, (R. Manjarres); y, “Dile”, (Marcos Díaz) con espacio especial en “Muy Nuestros” (1983). La poesía, “Esposa mía”, (Romualdo Brito); “Pueblerina” (Joaquín Salazar); y, “El lenguaje de tu piel”, (Fernando Meneses) asignadas al cancionero de “Por aclamación” (1984). “Mi dije de amor” (R. Manjarres) del álbum “Un regalo de amor” y “No más porque sí” (R. Manjarres) y “Si tu supieras” (S. Durán) de la producción “Los consagrados”; las anteriores, publicadas en el año 1985. “Eres” (“Quevaz” / Orlando Galeano) y “Voy a cambiar por ti” (Juan Carlos Lora) bienquistas por el LP “En lo dicho” (1986).

 

Y, las del año 1987 “Solo canciones” (“Quevaz” / O. Galeano) y “Gotas de llanto” (Julián Vargas); las del 88 “Que más quieres de mí” (Rafael Brito); “Decide” (J. Vargas); y, “Sin más palabras”, (Dr. Hernán Urbina Joiro) y las del 89 a través del trabajo musical “Alegre… Romántico” para cerrar la década “con broche de oro” con los temas “Bajo la luna” (S. Durán); “Bésame, Morenita” (Álvaro Dalmar); y, “Perdona mi error”, (Leo Durán).

 

Ya, en los años 90, presentaron una tendencia más romántica sostenida en temarios tales como “Soñando contigo” (Felipe Peláez) insertada en “Imagínate…” (Sony Music, 1994); “Una rosa en mi jardín” (R. Brito); “Por lo más sagrado” (R. Manjarres); y, “Yo quiero ser”, (Fabián Corrales) del álbum Ámame (Columbia, 1995); “No quiero” (F. Corrales); “De rodillas, jamás” (Wilmar Bolaños); y, “Cuando decidas volver”, (F. Peláez) aparecidas en “Me fascinan!” (Sony Music, 1996); “Es mejor olvidar” (Luis Egurrola); “Átrevete” (Evert Sierra); e, “Insensible”, (Deimer Marín) del año 1997 y con las que dieron fin a una magna unión de 19 años tituladas “Mi vida cambió” (L. Egurrola); “A un viejo amor imposible” (Dr. H. Urbina); y, “Dime” (Julián Rojas) contenidas en la producción musical “De novela” (Sony Music, 1998).

A modo de mochuelo no de los Montes de María sino de su tierra natal, San Juan Nepomuceno, el maestro, Rafael Ricardo, ha ascendido a los cielos para entonar en conjunto con su compadre, Adolfo Pacheco, canticos y composiciones del ayer y del hoy al ritmo de las notas de su siempre compañera acordeón “Lira”.

 

Feliz viaje, maestro, al son de la siguiente estrofa:

 

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“Ágil vuela, busca la ocasión;

Ágil vuela, busca la canción;

De salir de esa cárcel protectora;

Y bello es furor, no más;

De aquella ave canora; (Bis)

El perdió su libertad, para darnos alegría”. (Bis)

(EL MOCHUELO, ADOLFO PACHECO)

 

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NICOLÁS FERNANDO CEBALLOS GALVIS

7 JULIO 2023


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