"YA NO SOY DE IZQUIERDA": GUSTAVO PETRO
Así, de la nada y
bajo un notable exceso de confianza lo fue soltando, a rienda suelta, el ya
fijo candidato presidencial, Gustavo Petro, tratando, por supuesto, de
desmarcarse __quizás, por simples cálculos electoreros__
de una ideología política con la que ha comulgado desde que nació para
presentarse, ahora, como “el candidato del cambio” que, sin duda, lo es, pero
sin el espectro político de la izquierda a sus espaldas todo porque le ha dado por
mantenerse en la teoría que, en estos momentos, pertenece a la “política de la
vida” (¿…?). Que no venga entonces a prorrumpir, sin desparpajo alguno, que se
desmarca completamente de la izquierda por la estigmatización que, de vieja
data, han venido montándole a una posición política a la que “ya no pertenece” ¡vaya
absurdez!, de acuerdo a su tajante pero lunática afirmación. O en protección, imagino,
de su grandilocuente ego; jugadita __no sé si parecida a la del
homúnculo Macías__ que, si de intereses personales se trata, no le
queda para nada bien. En absoluto.
Y es que no es la primera vez que lanza un dardo de semejante desproporción si se rememora cuando le trinó a la esposa del señor alcalde “Claudio”, dispénseme: de la señora alcaldesa “¡Cla-odia!”, ¡caray!: de la alcaldesa, Claudia López, la senadora Lozano, que, a la Colombia Humana “no la encasillara en la izquierda” (¿…?) o, en el extremo de los casos, cuando, en estas vísperas preelectorales, le da por presentarse, también, como un “capitalista democrático” (¿…?) o un “demócrata radical” (¿…?) o “un hombre profundamente liberal” (¿…?) en vez de un “izquierdista moderado” __lo que es, gústele o no__ vislumbrándose, desde ahora, todo tipo de confusiones desde terminachos ahí medio rebuscados que, en suma, conllevarían a preguntar: ¿entonces, a que juega Petro? Simple: ¡pues a tapar su verdadera convicción política! Y antes no se ha definido ¡de derechas!, o, con tibieza, “de centro” (como el Mockus versión 2.0 “el renacentista”, dizque presidenciable, Alejandro Gaviria).
Coincido con el “Doctor Petro” __como frecuentemente se refiere a él por intermedio de sus demenciales trinos su enemigo ya no político sino personal, Álvaro Uribe__ que el país está entre “la política de la muerte” y “la política de la vida” (a la que ya se adhirió por no decir que es de izquierda). Pero, precisamente “la política de la vida” recoge varios de los postulados que integra la izquierda política al interior de su espíritu como la búsqueda de un cambio social inmediato, la búsqueda de la equidad y la justicia social de la que tanto pregona en sus discursos; si se quiere, la proposición de un cambio de sistema, por ejemplo, que, para el caso colombiano y debido al ostracismo en que nos mantienen estas élites abyectas del poder se hace cada vez más imperioso por qué no a través de ese “Pacto Histórico” que le formula a Colombia sin socialismo, ni comunismo (como muchos incautos creen por ahí) tal como se lo expresó al pueblo barranquillero en la Plaza de la Paz de Barranquilla. Un pacto por la vida; un pacto por la paz; un pacto por un país mejor, más justo, más sostenible desde todos sus ámbitos; un pacto capaz de aunar los esfuerzos necesarios para tejer la tan anhelada reconciliación nacional entre todas y todos.
Para no ir tan lejos, Petro ha estado en contra del sistema desde sus tiempos de guerrillero en el M-19, y desde antes cuando ingenió, en épocas de colegio, un periódico escolar bajo el rubrico “Carta al pueblo”. Se opuso a la ortodoxa, ya derogada, constitución de 1886 expedida en el gobierno del presidente conservador Rafael Núñez; se opuso al estado de sitio permanente decretado por el presidente Turbay bajo la égida de un polémico “Estatuto de seguridad” para combatir las guerrillas (entre ellas, la del “Eme”); participó en la constituyente del 91; hizo parte de la “Alianza Democrática” (AD-M19) en calidad de representante a la cámara y siguió alinderado con la izquierda al interior del “Polo Democrático Alternativo” (PDA) en oposición al gobierno de Uribe; luego, con “Progresistas” para hacerse con el cargo de alcalde de Bogotá y en la actualidad como senador por la “Colombia Humana”. Y eso de estar en contra del sistema lo ha formado como un hombre de izquierdas a lo largo de su trasegar político.
Que alguien le diga al actual candidato presidencial Petro que en vez de estar desmarcándose sin sentido de una ideología a la que, por enésima vez lo digo, pertenece, que se presente tal cual es: como un hombre de izquierdas y un candidato de izquierdas porque como se lo expresó su entonces colaborador Daniel García-Peña cuando renunció a la Dirección de Relaciones Internacionales de la Alcaldía de Bogotá: “…No se trata sólo de buenos modales ni de cuestiones de estilos. En la política, las formas son de fondo. No basta con tener los principios correctos ni la razón científica. Un déspota de izquierda, por ser de izquierda, no deja de ser déspota…”. ¡Y vaya uno a saber si el señor Petro es un déspota!
Coletilla 1. Pese a que la moción de censura no prosperó en el parlamento contra la ministra de telecomunicaciones, Karen Abudinen, por el escándalo de los 70.000 mil millones de pesos que ni ella sabe dónde carajos están, no tuvo más remedio que renunciar a su cargo y salir por la puerta de atrás. Tal vez la reciban en la tal “UT Centros Poblados” como la nueva monitora de sus Circuitos Cerrados de Televisión (CCTV).
Coletilla 2. Uno de los máximos escuderos de Gustavo Petro, el exconcejal de Bogotá, Hollman Morris, se candidatizó al senado de la República, pero por el movimiento Fuerza Ciudadana del gobernador del Magdalena, Carlos Caicedo, más no por el “Pacto Histórico” en consolidación del 55/86. Falta que Bolívar y Tobón Sanín hagan la misma “jugadita”.
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