MATURANA: "PERDER ES GANAR UN POCO"

Homenaje a Francisco Antonio Maturana García (Quibdó, Chocó, Colombia, 15 de febrero de 1949)

 

No sabía del Doctor Maturana, (como también le llaman por su profesión de odontólogo), desde su aterrizaje, en 2017, al banquillo técnico del equipo “Albo”, Once Caldas; onceno del que __imagino__ salió prorrumpiendo su frase de otrora: “Perder es ganar un poco”.

 

Fue solo hasta la pretemporada de su añorado, Atlético Nacional, (hoy, a órdenes del estratega brasileño, Paulo Cesar Autuori), que volví a saber de él en el evento, “Noche Verdolaga”, que contó no solo con su muy “onda y soronda” presencia sino, de igual manera, con la participación especial de la comitiva del legendario club peruano, Alianza Lima; escuadra que, al fin de cuentas, el Nacional terminó venciendo al día siguiente, __dado el torrencial aguacero acaecido en Medellín__, por marcador a su favor, 3 a 0.

 

Y como no iba a estar su presencia muy “onda y muy soronda” al rememorar en conjunto con los legendarios exfutbolistas del Perú, Cesar Cueto, “El poeta”, y Guillermo La Rosa, las viejas épocas de aquel conjunto “Verdolaga” donde, en primera instancia, militaron como futbolistas y, a la postre, salieron campeones; primeramente, las insignias peruanas, en 1981, bajo el Nacional de Zubeldía que, para la época, contaba entre sus filas con el reconocido golero uruguayo, Lorenzo Carrabs; con el argentino, Dragonetti; y, los colombianos, Pedro Sarmiento; Norberto Peluffo; Víctor Luna; Gabriel Jaime Gómez; y, Hernán Darío Herrera; y, en tanto, Maturana, en el año 73, bajo la conducción técnica de César López Fretes y, en conjunto, con Raúl Navarro; Teófilo y Víctor Campaz; Jorge Hugo Fernández; Gustavo Santa; y, Hugo Ignacio Lóndero, y, en el 76, de la mano de Zubeldía, nuevamente, con otras figuras __como el mismísimo cancerbero Navarro__; Miguel Ángel López; Eduardo Retat; y, Eduardo Emilio Vilarete.

 

Fue allí, precisamente en la escuadra de Antioquia, donde el famoso, “Pacho”, se inició como futbolista por periodo de 10 años, desde 1970 hasta 1980, hasta sus últimas actividades deportivas por el Bucaramanga, en el 81, y el Tolima para el periodo 1982-83 donde culminó su carrera y el vislumbrar de su naciente paso por los banquillos técnicos al iniciarse como entrenador en el Caldas por allá en 1986.

 

Hay quienes sostienen que, Maturana, “El caballero del fútbol”, (denominado así por su brillantez en el campo de juego, de acuerdo a quienes lo vieron jugar), “sacó del ostracismo al balompié criollo” al coronar por primera vez en la historia a un equipo colombiano campeón de la Copa Libertadores (1989): su conjunto de siempre, Nacional, al derrotar en “El Campín” al Olimpia paraguayo, 5-4, desde la vía de los penales. Y, otros, porque, en especial, después de 28 años de ausencia, una Selección Colombia, bajo su mando, volvió a una cita orbital, (Italia, 1990), luego de su última participación en Chile, 62, rememorada por el empate contra los soviéticos, 4-4, con gol olímpico de antología adjunto, __hasta ahora, único en la historia de los mundiales__, concretado por el desaparecido, Marcos Coll, y la trascendencia por el correr de los tiempos de la famosa broma del mítico CCCP enmarcado en las casacas rusas de antaño al descifrarse como: “Con Colombia Casi Perdemos”.

 

En la práctica, la mayoría de la nómina “nacionalista” campeona de ese entonces, conformó la selección colombiana participante en la Copa Mundo del 90 con los entonces denominados para ese tiempo “prohombres” del fútbol como René Higuita; el lamentablemente desaparecido, Andrés Escobar; Gildardo Gómez; Luis Carlos Perea; León Fernando Villa; Ricardo Pérez; Leonel Álvarez (autor del penal “Libertador”); y, Luis “Bendito” Fajardo. Incluso, completaron el listado mundialista el también fenecido, Freddy Rincón, y otros tantos antagonistas de renombre como el gran Carlos “El Pibe” Valderrama; Bernardo Redín; Arnoldo “El Guajiro” Iguarán; y, Rubén Darío Estrada.

 

Trayendo a colación un extracto del capítulo, “Gol de Rincón”, memorado en el estelar, “El fútbol a sol y sombra”, del fallecido cronista uruguayo, Eduardo Galeano, al evocar, con magnificencia, “Valderrama recibió la pelota, de espaldas, giró, se desprendió de tres alemanes que le sobraban y la pasó a Rincón, y Rincón a Valderrama, Valderrama a Rincón, tuya y mía, mía y tuya, tocando y tocando, hasta que Rincón pegó unas zancadas de jirafa y quedó solo ante Illgner, el guardameta alemán. Illgner tapaba el arco. Entonces Rincón no pateó la pelota: la acarició. Y ella se deslizó, suavecita, por entre las piernas del arquero, y fue gol”, la emoción fue incontenible al interior de la zona técnica “Tricolor” cuando aquella concreción, (sin duda, de las mejores en la historia del fútbol), convalidó el milagroso empate a un tanto contra la Alemania del legendario Beckenbauer, aunque en los octavos del final del certamen, contra Camerún, la alegría se empañaría por la errática salida de Higuita de su propia portería lo que significó el gol de Milla más la eliminación de Colombia, a modo de “Perder es ganar un poco”.

 

Si a la anterior selección se le considera como la mejor de todos los tiempos, a la subsiguiente, tal vez. Pese a la brillante eliminatoria sudamericana que, iniciada a mediados del 93, disputó con desparpajo, anótese el 5-0 que el equipo de Maturana le propinó a Argentina, en el Monumental, aunque esa gesta no fue suficiente para tapar el fracaso estentóreo que presenció el mundo en USA-94. Con el siempre notorio lema, “Perder es ganar un poco”, era la combinación del seleccionado del 90 con otras figuras, a saber, como Óscar Córdoba; Alexis Mendoza; “Chonto” Herrera; John Harold Lozano; “Chicho” Serna; Anthony de Ávila; Iván René Valenciano; “Tren” Valencia; Víctor Aristizábal; y, “Tino” Asprilla.

 

Siete años esperó Maturana para “sacarse la espinita” con Colombia, pues, en 2001, fue gestor para que, por primera vez, una selección nacional levantara la Copa América, entre otras cosas, desarrollada en territorio nacional, a pesar de las consecuencias negativas que, por ese tiempo y, como ha sido costumbre, por el trasegar de la historia reciente, vienen enlutando a nuestra Nación.

 

Lamentablemente, la estrofa del magno título ranchero, “El rey”, la cual reza “una piedra en el camino; me enseñó que mi destino; era rodar y rodar”, “le cae como anillo al dedo” al profesor Maturana, pues, luego de sus antiguas funciones en calidad de técnico “Verdolaga” y seleccionador nacional, no sobra recordar sus posteriores labores en otras escuadras donde los resultados no fueron los esperados máxime si se tiene en cuenta sus estadías en los equipos grandes de España Real Valladolid y Atlético de Madrid o las selecciones de Ecuador y Perú.

 

Al fin de cuentas, su “autoinmunidad” le ayudará a sustentar tan desfigurado destino: “Perder es ganar un poco”.


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NICOLAS FERNANDO CEBALLOS GALVIS

11 ABRIL 2023 

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