EL REY Y EL PRIMER MINISTRO

Centro Democrático en cabeza del malévolo caudillo no dejará gobernar a Petro a menos que entre este y “el presidente eterno” se fragüe una co-gobernanza. Es que, a todas luces, esa segunda reunión, entre ambos dignatarios, indica eso: una especie de co-gobernanza donde la opinión de Uribe como que también manda.

 

¿De cuándo acá tanta pleitesía para con semejante personaje tan cruento que, en ruines tiempos de mandatario, trató de “neutralizar” __para no indicar el término exacto__ bajo el auspicio de su desaparecida policía política – DAS a su máximo adversario cuando se desempeñaba como congresista – opositor del nauseabundo régimen uribista?

 

¿Acaso el hoy inmune ex presidente gracias a su fiscalía “de bolsillo” dirigida por el “benemérito” doctor, Francisco Barbosa, __uno de los tantos pillos que ha titulado “La Sergio”__ se sentó a dialogar con la oposición de entonces acerca de los temas más relevantes de país o sobre su megalómano “Estado comunitario”?

 

Nunca.

 

Antes, su “Gestapo”, a la colombiana, se dedicó con su impertérrita bendición, por supuesto, a intimidar, hasta más no poder, a los líderes de oposición de ese tiempo mediante anónimos amenazantes y coronas fúnebres con el ingrediente adicional, prorrumpido por su parte, cuando les chantó el “terroristas de civil” a los miembros del antiguo partido de izquierdas Polo Democrático Independiente (PDI) al que, entre otras cosas, pertenecía, en aquel tiempo, el hoy presidente Petro.

 

Pero esas memorables desavenencias personales no son excusa para que el ahora autoproclamado primer ministro Álvaro MLXXXVMMCMLXXXV __por aquello de su número de reseña (1087985) cuando la Corte Suprema de Justicia (CSJ) le dictó medida de aseguramiento (¿o hacienda por cárcel?) por el proceso que le seguía por soborno a testigos y fraude procesal__ le proponga más encuentros personales (y decisorios, si se quiere) al ahora también autoproclamado rey Gustavo XIX __en alusión al número de su antiguo equipo de camaradas revolucionarios del ”EME”__ para indicarle qué hacer y qué no hacer: tributaria sí, pero no así; pensional sí, pero no así; laboral sí, pero no así; “paz total” sí, pero no así; reforma a la justicia sí, pero no así; política antidrogas sí, pero no así; reforma minero energética sí, pero no así; otro departamento sí; pero no así; reforma política sí, pero no así; “trabajar, trabajar y trabajar” sí, pero no así; “arrasar, arrasar y arrasar” sí, pero no así (a menos que, tal como le encanta, caigan otros 6.402 jóvenes “en combate” que “no propiamente estaban recogiendo café…”); etc., etc., etc. En síntesis: “Doctor Petro: mientras no me toque, lo dejo gobernar”.

 

Y, es que, al fin de cuentas, el ahora presidente se está enfrentando, gústenos o no, con el amo, dueño y señor de este país así haya perdido el poder por cuatro añitos no más mientras prende motores, a mediados de 2026, cuando lance, con bombos y platillos, a “La Cabal” como próxima presidenta de esta “república” que pretenden hacer invivible. Como quien dice: “¡la que diga Uribe!”. (Por cierto, valga subrayar, la asimismo autoproclamada “jefe de la oposición” desde antes que comenzará el gobierno Petro).

 

Más risible aún los pañitos de agua tibia que, a manera de trinos demenciales __como los que acostumbra a colocar a través de su cuenta personal – narcisista en la red social del pajarraco azulado__ vino a lanzar el ahora primer ministro a favor del rey una vez terminado el cenáculo entre ambos en el despacho principal del Buckingham criollo: en una de esas ruedas de prensa donde se mueve como pez en el agua por aquello que utiliza a profusión algunos de los tantos medios de comunicación que le hacen la lisonja con malabares microfonistas para que se “propagandee” con su grandilocuente prosopopeya advirtió, entre otras que, ¡pónganle cuidado!: “¡no estigmaticen más al presidente Petro!” (¿súplica, quizás?); “queremos “contribuir” (lo dudo. ¡Cuidado con ese camaleón!) para que el gobierno de Petro se entienda de democracia social, no un gobierno del fracasado socialismo”; o, “este gobierno no es de corte “neocomunista” (otro terminacho por él inventado como el redundante “castrochavista”).

 

En acto de buena lambonería, un montón de buenos adjetivos __cuando antiguamente no lo bajaba de “sicario, sicario, sicario”__ para con Petro y, a la postre, para con su naciente gobierno a fin de que, a él y a su séquito de aduladores, entre fanáticos y politiqueros, no los encasillen en la ultraderecha lo que en realidad vienen siendo: ¡de ultraderecha!

 

O, mejor aún, qué decir cuando, ya como presidente electo, Petro lo convocó a un primer encuentro. Se arriesgó a dar la cara: saludo allí, saludo allá; risitas “de serpiente” iban y venían; de paso, unos cuántos “chistecitos de vago” por Uribe exclamados para amenizar el jolgorio; dialogaron unos cuántos temas, __o sea, el “así, pero no así”__ y, de nuevo, en una de esas ruedas de prensa donde se mueve como pez en el agua por aquello que utiliza a profusión algunos de tantos medios de comunicación que le hacen la lisonja con malabares microfonistas para que se “propagandee” con su grandilocuente prosopopeya terminó concluyendo: “¡no se vaya nadie del país, trabajemos de manera alegre!”. (¿Es una orden o qué?)

 

Y, a todas estas, ¿qué le habrá dicho el presidente Petro para que haya soltado semejante sainete, a manera de ironía?

 

Por ahora, es un secreto de estado, pero tanto acercamiento entre ambos me lleva a concluir que “olivos y aceitunos, todos son unos”.

 

No lo olviden.


NICOLÁS FERNANDO

12 OCT, 2022

 


Comentarios

Entradas populares