EL "HAMPÓN" DEL PETRO
El
ahora órgano periodístico de ultraderecha, Revista Semana, al mando de la jefe
de prensa de cabecera del “uribismo” y del propio caudillo santurrón, Álvaro
Uribe Vélez, ha desplegado toda una deleznable campaña contra el hoy senador de
la Colombia Humana y fijo candidato presidencial para las venideras elecciones
presidenciales de 2022, Gustavo Petro, luego de la entrevista que, de buena fe,
le concedió a Vicky Dávila sin presupuestar la encerrona que, de mala fe,
pretendió hacerle tan impertérrita periodista __si es que se le
puede denominar periodista__. Y acoto órgano porque no hacen
sino expulsar veneno en vez de buena esperma a partir de varias catilinarias
que he encontrado por ahí ahora dizque convertidas en fabulosísimas columnas de
opinión __desinformativas, claro está__ de cierto séquito
de aduladores alcahuetes de tan atroz régimen uribista que mal nos gobierna
¡ojo! por interpuesta persona (Duque).
La María Magdalena de los 12 apóstoles hoy, más que nunca sentada a la diestra de Dios Uribe todo poderoso __sin comillas porque es el amo, dueño y señor del país comenzando por su mano negra al interior de la Fiscalía General de la Nación “al mando” del pseudointelectual, “Narciso” Barbosa__, hasta hace unos pocos días competía con las máximas féminas del periodismo godarrio para ver quién se quedaba con el principal puesto de jefe de prensa de la ultraderecha nacional y del mismísimo caudillo, Uribe. Y ¡oh, sorpresa!: reafirmó su permanencia en tan macabro cargo después de su ramplona indagatoria; aunque, de tiempo atrás, sostenía el puesto desde aquella nauseabunda época de la “Radio Casa de Nari” (R.C.N.) cuando era “La Señora de La F. M.” hoy bajo la dirección del nada más ni nada menos célebre lamesuelas del uribismo: el petulante pseudoperiodista, Luis Carlos Vélez __el del concursillo radial de música rock con el hoy subpresidente como invitado especial__.
Entonces, ganándole el puesto a ciertas juntaletras sectarias como Salud Hernández-Mora, esa que, años atrás, abiertamente tildaba de paramilitar __como lo es__ a su ahora ídolo, Uribe, María Isabel Rueda o Claudia Gurisatti __y dejemos hasta ahí el listado de periodistas prepago al servicio del régimen macabro bajo el auspicio del mal-partido de gobierno, Centro Democrático__, ya no será la segundogénita sino “La Elegida” como aquel título de la recordada telenovela colombiana de los años 90.
Cuando el interrogatorio increpado por la mujer de tan “magno” título (citado en párrafo anterior) pasó, como dice el dicho, “de castaño a oscuro”, automáticamente coincidí con Petro que el objetivo del mismo dibujaba una campaña en el sentido de favorecer al ahora exsenador Uribe y su mancillada imagen; inclusive, por qué no decirlo: a favor, también, del mercachifle de tierras que nos quieren poner, a como dé lugar, de presidente: Tomás Uribe Moreno (así este haya disertado “que no tiene interés alguno en la política”). Y hablando de candidatos uribistas, valga recalcar que cualquier inverosímil “que diga y llegue a poner Uribe” es muestra fehaciente que no quieren dejar de chupar, bajo ningún punto de vista, la teta del poder (comenzando por la manutención cuasi perpetua de la impunidad de “El Patrón”).
En la atípica audiencia de “corte periodística”, salió a relucir el pasado guerrillero del entrevistado; la insistencia trivial de la entrevistadora con relación a que los integrantes del extinto movimiento guerrillero M-19 fueron una guarida de hampones __incluyendo a Petro__; la cercanía, en tiempo pasado, de Petro con Chávez y, en la actualidad, con Maduro y la cúpula del régimen que azota a Venezuela. Y para no ir más lejos: la malévola insinuación de la periodista al tratar de catalogarlo como partícipe en el asesinato del líder sindical, José Raquel Mercado (abril de 1976), y en la Toma del Palacio de Justicia acaecida entre el 6 y 7 de noviembre de 1985.
Lo primero que hay que decir es que el senador Petro jamás ha negado su pasado guerrillero durante su militancia al interior del Movimiento 19 de abril (M-19) que, entre otras cosas, nació a partir del fraude electoral de 1970 que llevó a la presidencia de la República al conservador, Misael Pastrana, (padre del peor presidente que ha tenido Colombia en el presente siglo __después de Uribe__: Andrés Pastrana) y quien competía, para ese entonces, con el candidato de la Alianza Nacional Popular (ANAPO): el también expresidente, Gustavo Rojas Pinilla. Distinto que, para generar sensacionalismo barato, varios medios de comunicación le restrieguen en la cara dicho pasado cada vez que le conceden el micrófono a ver si con eso logran herirlo de muerte. Y puedo asegurar que no lo lograrán.
Y para rematar la historia, malintencionadamente lo describen como “el bandido mayor” cuando fue guerrillero: “el asesino”; “el secuestrador”; “el extorsionista”; “el violador”; “el azote de Corabastos” y una infinidad más de adjetivos draconianos fuera de lugar. Pero a la fecha, no hay una sentencia judicial que le endilgue semejantes calificativos sumado a la declaración del también exguerrillero del “Eme”, Ever Bustamante __hoy “uribista”__, en la que manifestó que no tiene conocimiento alguno ni le consta que Petro haya participado en acciones terroristas durante su permanencia en la organización armada (sin sonar defensor, a mí tampoco me consta).
Ahora bien, que haya pertenecido a un movimiento guerrillero que perpetró, para la época, acciones como el robo de las armas del Cantón Norte (1979) __cuyo suceso es relatado a la perfección por el asiduo periodista de investigación, Hollman Morris, a través del libro “Operación Ballena Azul: las armas del Cantón Norte”__; la toma de la embajada de República Dominicana (1980); el robo de la espada de Bolívar (1983); la mismísima Toma del Palacio de Justicia en 1985 o el secuestro y posterior liberación del otrora líder conservador, Álvaro Gómez Hurtado (mayo a julio de 1988), es un aspecto totalmente distinto y que por dichas acciones se les clasifique como hampones a quienes fueron sus miembros.
O, qué tal la extensiva “columna” pasional donde otra de las mil juntaletras que pululan al interior de la ultraderechizada “Semana” se divirtió desahogándose en contra de Petro __el órgano para el que trabaja la indujo al orgasmo__ y categóricamente afirmó __aparte de otras barrabasadas__ que este “no ha pagado un solo día de cárcel” y habrá que decirle a la “brillante columnista” que se equivoca pues, contrario a su paupérrima tesis, Petro si pagó una pena privativa de la libertad de casi dos años por el delito de porte ilegal de armas. Tan es así que, al interior de la cárcel, conoció a su hijo de meses de nacido, el hoy diputado por el Departamento del Atlántico, Nicolás Fernando Petro, y se cae, de tajo, la participación que siempre le han querido montar con relación a la Toma del Palacio pues, para el momento de ese suceso, reitérese, estaba privado de su libertad. La diferencia, entonces, radica en que, mientras Petro sí pagó cárcel, varios políticos tradicionales de renombre, embaucadores y corruptos, no; a menos que a la “columnista” le duela ponerle el mote de expresidiario a Uribe. (Ya sabrán a que me refiero).
Ya lo demás viene por añadidura: cuatro meses antes de finalizar la administración Barco, (marzo de 1990), el M-19 bajo la comandancia de Carlos Pizarro Leongómez, entregó las armas y le apostaron a la paz (pese al magnicidio de Pizarro un mes después de haberse concretado el proceso __abril de 1990__); después del proceso de paz y con estatus político establecido pasaría a denominarse AD-M19 (Alianza Democrática-M-19) __fusionándose, en el tiempo, con otras colectividades de la izquierda política__ y tendría un espacio de participación en la Asamblea Nacional Constituyente de 1991 próxima a cumplir 30 años desde su promulgación.
Varios de sus integrantes entrarían a participar, de lleno, en la política como es el caso de Antonio Navarro Wolff y el mismísimo Petro que aparte de su cercanía con el perecido expresidente venezolano, Hugo Chávez, la cual, tampoco ha negado (así Néstor Humberto Martínez entrampe con la historia que en una recepción celebrada en Palacio por la visita de Chávez al país cuando Pastrana hijo era presidente estrecharon sus manos en pro del comunismo __vaya uno a saber cuántos tragos de cianuro tenía en la cabeza el macabro exfiscal__), su paso por el congreso fue destacable al convertirse en el máximo opositor del gobierno y la persona de Uribe; por la alcaldía __ese sí accidentado__ por la mala prensa y la ingobernabilidad con medio concejo capitalino en contra de sus propuestas cuando tomó las riendas de Bogotá; su destacada candidatura presidencial de 2018 al convertirse en el primer político de izquierdas en alcanzar más de 8 millones de votos en segunda vuelta y, actualmente, en su calidad de opositor del actual gobierno asentado en una curul del senado en representación del movimiento Colombia Humana por aquello del equilibrio de poderes por seguirle en votos a quien ganó la presidencia hace tres años: Iván Duque. (Claro está, con la mano negra del asesinado narcotraficante, “Ñeñe” Hernández).
En resumen, el “hampón” del Petro es el más opcionado para llegar a la Casa de Nariño en 2022. Y es tanto el pánico que le tienen que la única manera para contrarrestarlo es a punta de desinformación. ¿Serán capaces los promotores de esa desinformación tanto en medios masivos como en redes sociales de derrotarlo en las urnas? Amanecerá y veremos.
Coletilla. Mi mensaje de solidaridad con el abogado y catedrático, Ramiro Bejarano Guzmán, por la insistencia permanente de la digámoslo resentida familia Gómez y sus malévolos aliados de querer inculparlo cuando dirigió el extinto DAS en el gobierno de Samper en el asesinato del líder conservador, Álvaro Gómez Hurtado, devenido en 1995. Sin duda, una persona que merece mi más sincero respeto y admiración por su basto conocimiento jurisprudencial y su acuidad periodística a partir de sus muy sobresalientes columnas de opinión dominicales publicadas en el diario El Espectador.
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