¡OH, SEÑOR!, TEN PIEDAD DE ELLA
Para
las mesnadas de la rancia derecha siempre se le consideró no tanto cercana sino
aliada, en todo su esplendor, de las FARC por aquello del recordable seudónimo,
“Teodora de Bolívar”.
Inesperadamente
falleció en su ciudad natal, Medellín, la controvertida, Piedad Córdoba, y esta
es la hora que Álvaro Uribe no ha emitido su respectiva nota de condolencia,
¡pues que carajos le va a importar!, a través de su red social electrónica
predilecta X: letra con la que entre otras cosas marca los rostros de sus
“buenos muertos”.
Y Córdoba no fue la
excepción.
Ni sus “paracos”
Villalba y Areiza. Ni su opositor Jesús María Valle y su ferviente adepto Pedro
Juan Moreno quienes, estos sí, se fueron a la tumba con grandes secretos de
las ejecutorias indebidas cuando en sus tiempos mozos tuvo a cargo la dirección
del departamento de Antioquia con las denominadas “Convivir” a cuestas bajo su
siniestro aplauso. Ni los 6.402 jóvenes víctimas fatales de los mal llamados
“Falsos Positivos” y mientras no caiga su flamante “Abogánster” Cadena o
quienes lo tienen empapelado hasta la madre, es decir, su más grande adversario
político y personal, el actual senador izquierdista, Iván Cepeda, o su otro
“paraco”, el mismísimo, Juan Guillermo Monsalve, envenenado o acuchillado al
interior de su celda, pues “no propiamente estaba recogiendo café” __dispénsenme,
cocaína__ no quedará tranquilo. Mejor aún: en estado
“Tranquilandia”.
Ah, claro: eso sí,
debe estar muy tranquilo (o en estado “Tranquilandia”) puesto que, después de
la ex alcaldesa de Apartadó, Gloria Cuartas, a la que no ha podido marcarle el
rostro con una X en calidad de “buena muerta” ahora sí pudo descargárselo a la
que hasta hace poco fue su máxima adversaria política y personal: aquella que
mandó fichar en tiempos de su inexorable policía política “DAS” para
simplemente neutralizarla. Y, de paso, a todos los miembros de la oposición de
su fatal mandato incluyendo al entonces senador Petro a quien no ha podido
marcarle el rostro con una X en calidad de “buen muerto”.
Mientras para los sectores
de la izquierda política se le consideró una líder social con un arduo sentido
de impulsar un proyecto nacional que le permitiese la paz a Colombia, en
cambio, para las mesnadas de la rancia derecha siempre se le consideró no tanto
cercana sino aliada, en todo su esplendor, de las FARC por aquello del
recordable seudónimo, “Teodora de Bolívar”, sin importar la doble moral que con
perspicacia aplicó Uribe para ese entonces __claro: estaba sobre la
mesa la propuesta de buscar estrategias para lograr reelegirse por segunda vez
cuyo hecho, por fortuna, no llegó a hacerse realidad luego la Ley 1354 de 2009
que buscaba auspiciar tal fin fue declarada inexequible mediante Sentencia
C-141 de 2010__ en cuanto a encomendarle la misión de actuar como
mediadora ante ese grupo terrorista para facilitar la liberación de
secuestrados con posterior apoyo del gobierno bolivariano de Venezuela al mando
del entonces fenecido comandante, Hugo Chávez. (Otro “buen muerto” a quien sí
logró despedir a manera de prosopopeya con un escueto “a los designios de Dios
respeto”.)
Y fue esa encomienda
en calidad de mediadora ante las FARC con posterior seudónimo a bordo que la
llevó prácticamente a sepultarse en vida: el eslabón de todo este andamiaje por
el que no solo fue mancillada en los últimos años sino destituida de su actividad
parlamentaria en 2010 precisamente por vinculársele a ese grupo según veredicto
proferido por el prevaricador de la época, el cavernario ultraconservador,
Alejandro Ordoñez, uno de los más fieles aduladores de Uribe sin el rótulo,
obvio, de “buen muerto” en su frente (¿nacionalista?) y a la mediáticamente
denominada “Farc-política” por el escándalo de las computadoras donde
presuntamente aparece su nombre y alias incautadas al interior del campamento
donde se refugiaba el “buen muerto”, “Raúl Reyes”, en territorio ecuatoriano,
lo que provocó una severa crisis diplomática tanto con Venezuela como con el
país vecino al mando del entonces controvertido presidente, Rafael Correa, al
aducir que la operación “Fénix” ordenada por el gobierno colombiano había
violado la soberanía de su país al practicar una actividad contrainsurgente sin
previa autorización.
Antes de su repentino
deceso, Córdoba nuevamente gozaba de su derecho constitucional a participar en
política de la mano de la coalición U. P. (Unión Patriótica) – P. H. (Pacto
Histórico) así haya exclamado alguna vez que no votaría por Petro porque le parecía
un “mal ser humano”; de otrora, derecho restituido en 2016 por el Consejo de
Estado al dictaminar que (apartado de la decisión): “La Sala Plena estudió
el caso y encontró que son ilegales todas las pruebas recaudadas en dicha
operación militar (“Fénix”), puesto que en su práctica y recolección no se
tuvieron en cuenta los requisitos constitucionales y legales esenciales que
contempla el ordenamiento jurídico colombiano ni el acuerdo de cooperación e
intercambio judicial suscrito entre Colombia y Ecuador para tales efectos. “La
Procuraduría General de la Nación vulneró el derecho fundamental al debido
proceso de la accionante al considerar como pruebas válidas, dentro del proceso
disciplinario, las practicadas y recaudadas en desarrollo de la “Operación Fénix”,
las cuales se consideran inexistentes”.
Miembro de las
comisiones séptima del senado y especial acerca de las temáticas contentivas a
ordenamiento territorial y protección de los derechos de las comunidades negras
o población afrocolombiana, legó al presidente Petro, antes de su
fallecimiento, una epístola instándole por la vigilancia permanente del
departamento del Chocó a partir del documento base o propuesta estratégica: “DESARROLLO
DE LAS POLÍTICAS PÚBLICAS EN PROYECTOS INNOVADORES CON SUS RESPECTIVOS
VEHÍCULOS DE FINANCIAMIENTO PARA EL AVANCE DE LOS TERRITORIOS”.
Pueda ser que el
presidente en vez de idealizar con el “cuento chino” del “partido único” que
quiere instaurar dizque “en memoria de Piedad Córdoba” más bien se preocupe por
las necesidades del departamento más olvidado de su “Colombia Humana”. Y,
mientras tanto, rogar a Dios que se apiade de la mujer política que estuvo
entre el bien y el mal. O entre el mal y el mal.
NICOLÁS FERNANDO
CEBALLOS GALVIS
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