"NUEVA REALIDAD"

Inicia un nuevo año… Pandémico. Por supuesto. Si, no se asusten. Como pintan las cosas, este lustro vendrá amalgamando una “nueva realidad” porque vivir de imaginarios o de espacios improvisados es todo un imposible máxime cuando, popularmente, “no se puede tapar el sol con un dedo”: la crisis sanitaria mundial a causa de la COVID-19 es un aspecto insoslayable ante los miles de ojos abrumados que rondan allí por los cuatro puntos cardinales del planeta tierra (así se haya anunciado, “con bombos y platillos”, la tan “eficaz invención” de la vacuna “salvavidas”).

Pero, que la “eficaz invención” del tan mediático inyectable esté generando todo tipo de dudas o especulaciones es apenas lógico pues terrible entonces concluir -como muchos lo aseveran- que en el a propósito bisiesto 2020 pasado las denominémosla de este modo “potencias aliadas del ajedrez geopolítico mundial” (como China de donde “por arte de magia” se escapó el virus) se hayan dedicado única y exclusivamente a engañar al resto del mundo de una manera tan semejante con su otra invención rotulada “virus comercial” en provocación de un gran colapso social -como aún se vislumbra- con el sinsabor de estar al punto de llegar a una cifra cercana a los 2 millones de fallecidos en el mundo por la enfermedad por coronavirus y, por debajo de la mesa, como un “AS bajo la manga” también tuvieran “la cura” lista. Bueno, pueda ser que “la cura recién inventada” -o que desde la propagación del virus ya tenían lista- no resulte más mala que la enfermedad.

Colombia no está excepta de la crisis: la crisis continuará así el “Duque” Iván se haya vanagloriado en su repetitivo e inmamable programa de televisión “Prevención y Acción” con la flamante adquisición de 40 millones de vacunas que de acuerdo al Ministerio de Salud y Protección Social en cabeza del ministro de Vargas Lleras, Fernando Ruiz, -porque ni siquiera es de Uribe… ni de Iván-, fueron adquiridas 20 millones de dosis con AstraZeneca y Pfizer, es decir, el pedido de 10 millones a cada farmacéutica y 20 millones más mediante el mecanismo COVAX. Pero, riámonos un rato: a medias, los cuartos fríos requeridos para las vacunas y el borrador concerniente a un cronograma de vacunación. La triste síntesis de lo anterior es que a la “república bananera” siempre “le hace falta cinco pal’ peso”.

Y si de desinformación se trata, ésta tendrá su manita arriba diciendo ¡presente! puesto que el plan de vacunación iniciaba a partir de enero… y ahora en febrero ¡y que sin contratiempos! No vaya ser que este fabulosísimo gobierno que nos gastamos, ¡ese, sí!: ¡el de la “Economía Naranja”! (el que terminará exprimiéndonos a todos si no acaba pronto su periodo) nos coja cantando el “cinco pa’ las doce” el 31 de diciembre y recibamos el 2022 sin por lo menos un consolidado parcial de vacunados.

A lo anterior, se añade que, muy seguramente, el país (así a “Doña Martuchis” le parezca inviable), retornará a una nueva cuarentena general a causa del rebrote -claro está, por las pasadas festividades- aunque peligra la reactivación económica que inició desde mediados del año pasado el sector comercial recordando que tuvieron que cerrar sus puertas al público cuando se asomó por estas tierras la debacle por el virus. Imagino, entonces, que a la “Vice” le parecerá inviable por tal motivo porque no hallo otro, pero la solución está en sus manos: que una gran parte de los recursos de la entidad más inservible del Estado -como lo es la vicepresidencia- se destinen a dicho sector como un subsidio a los comerciantes independientes o a las nóminas de las Pequeñas y Medianas Empresas (PYMES).  

Ahora habrá periodos de toque de queda y confinamiento en la ciudad capital Bogotá y demás ciudades principales del país como Cali y Medellín todo porque la ocupación de las camas hospitalarias de las Unidades de Cuidado Intensivo (UCI) en el país es del 70% y en la capital de la República está a nada de llegar a 100% de ocupación significándose como un colapso en todo el sistema de salud de la ciudad y el segundo pico de la pandemia prende las alarmas no sólo en las ciudades referenciadas sino ya en todo el territorio nacional pues, desde 2020 a la fecha, asciende a 1.800.000 los casos por COVID-19 y a 46.000 el lamentable número de compatriotas fallecidos.

¿Qué nos espera? Por el momento, un año como el anterior: fragmentado desde todos sus ámbitos sociales; restrictivo; protocolar desde la higiene personal para evitar el contagio en cualquier recinto -sea abierto o cerrado- o en los convencionales medios de transporte; unipersonal en el sentido que aún una sola persona por casa puede salir de acuerdo a las excepciones previstas en los decretos donde se enmarcan las medidas y las acciones pertinentes frente a la contención de la pandemia; y, sobre todo, virtual. Esa virtualidad de la que tal vez se disfruta desde casa de acuerdo a las actividades académicas de niños y jóvenes o profesionales para quienes laboran porque hasta la presencialidad no la arrebató este virus que, en suma, llama a una nueva adaptabilidad; in extremis, a un nuevo orden mundial.

Depende de nosotros aplicar la tan urgente conciencia social para salvarnos: disciplina y autocuidado. No hay de otra hasta que empiece el tan embolatado plan de vacunación propuesto por este raquítico gobierno manifestando, desde ahora, que habrá que estar a la expectativa de posibles síntomas que ésta traiga luego del pinchazo. Y, a quienes aplican la indisciplina, so pretexto de acudir a fiestas, omiten que la aglomeración es foco de contagio, pero, si no quieren la vida, allá ellos.

Coletilla: Emergencia sanitaria y aislamiento selectivo con distanciamiento individual responsable - ¡vaya larguero! - irá hasta el 28 de febrero de 2021, en palabras del “Duque” Iván “con el objetivo de contener la propagación de la pandemia y tomar medidas en algunas regiones específicas”.

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